El ficus pertenece a la familia de las moráceas (Moraceae). Se han criado numerosas especies de esta planta, que crecen bien en interiores. Tiene un tronco con corteza de color gris-beige claro, una copa ramificada y numerosas raíces aéreas.
Ficus Benjamina, también conocido como Ficus Natasha, tolera bien las condiciones de interior, no requiere cuidados especiales y es adecuado para formar bonsáis.

Suelo:
Proporciones iguales de tierra arcillosa, tierra de trasplante y arena. Es recomendable mantener la composición del sustrato sin cambios. Renueve la tierra en cada trasplante.
Iluminación:
Planta fotófila. Requiere luz intensa y protección contra la luz solar directa. En verano puede colocarse en el exterior.
Temperatura:
Moderado durante todo el año. Tolera temperaturas entre 12 y 18 °C.
Riego:
En verano, regar abundantemente; en invierno, con moderación, con agua del grifo sedimentada. Es necesario rociar diariamente; para ello, usar agua hervida, ya que no deja marcas en las hojas.

Fertilizante superficial:
En primavera y verano, abone generosamente con fertilizantes orgánicos para bonsáis. En invierno, la necesidad de fertilización se reduce a la mitad.
Formación:
El Ficus Benjamina es fácil de moldear, lo que permite usar estilos con peso. Incluso las ramas viejas conservan su elasticidad, por lo que se puede usar alambre para darles la dirección deseada. Retire el alambre después de 6-8 semanas; esto suele ser suficiente para que tome forma. Los brotes largos deben podarse según las normas generales.
Comprar una planta:
Tenga en cuenta que este tipo de leguminosa se propaga por esquejes. Las tiendas habituales ofrecen una amplia selección de ficus sin formar. Además, no será difícil encontrar un bonsái de Ficus Benjamin.
Plagas y enfermedades:
Es susceptible al ataque de cochinillas y arañas rojas, que provocan la aparición de manchas amarillas en las hojas, que luego se caen.