El abeto es bastante difícil de cultivar en bonsái, ya que requiere pequeños trabajos de cuidado y formación constantes. Dar forma al tronco de un abeto es bastante fácil gracias a su flexibilidad.

Algunas especies de Picea abies – “Nidiformis”, “Pumila glass” y Picea azul (Picea glauca) – “Conica” se utilizan como bonsáis.
Suelo:
El abeto tolera suelos pobres en nutrientes. Use una proporción de tierra arcillosa y turba.
Iluminación:
Una planta que necesita mucha luz. Cultivada al aire libre todo el año.
Temperatura:
Crece a temperaturas exteriores, pero debe protegerse del frío extremo en invierno.
Riego:
En primavera y verano, regar el abeto regularmente; en invierno, no dejar que la tierra se seque.
Fertilizante superficial:
Alimente el abeto durante todo el período de crecimiento activo, desde principios de primavera hasta el otoño.
Formación:
A diferencia de otras coníferas, la picea se poda cuando los brotes jóvenes crecen ligeramente. Corte las ramas viejas en enero y febrero; durante este período, la secreción de resina es mínima. Al aplicar alambre, asegúrese de que no penetre en la corteza.

Comprar una planta:
Se puede tomar una planta joven del medio silvestre, pero el enraizamiento ocurre muy raramente, así que compre abetos en viveros o tiendas especializadas.
Plagas y enfermedades:
El abeto es susceptible a todas las enfermedades de las coníferas. Si las agujas se amarillean, es posible que el hermes del abeto esté afectado. Las plagas suelen localizarse en el envés de las agujas y parecen algodón. Para eliminarlas, trate el abeto con una solución de antio o rogor.
El azufre coloidal o el caldo bordelés se utilizan para tratar la roya en las ramas (amarillamiento de las agujas, manchas anaranjadas e hinchazones en las ramas). Si la enfermedad no desaparece, es recomendable cortar las ramas afectadas o, como último recurso, arrancar la planta para detener su propagación.