Este arbusto es fragante y de hermosa floración. Florece a finales del invierno, antes de que aparezcan las hojas. Las flores pueden ser blancas, rojas o rosadas. Los albaricoques rara vez presentan una estructura de ramas hermosa, salvo aquellas en las que se forman los capullos; sus troncos suelen ser gruesos.
Con la ayuda de herramientas especiales, se puede dar a los albaricoques el aspecto de los viejos, abollado árboles por el mal tiempo.

Suelo:
El albaricoque se replanta al final del invierno, antes de que los capullos se hinchen. Las plantas jóvenes se replantan cada año antes de la floración, y los bonsáis más viejos, cada tres años. El sustrato para los albaricoques debe estar compuesto por un 60 % de materia orgánica y un 40 % de arena.

Iluminación:
Al albaricoque le encanta la luz brillante, pero crece mal en zonas donde hay poco sol.
Temperatura:
Esta planta es muy termófila, por lo que es importante protegerla especialmente de las heladas. Si el árbol se enfría demasiado, los brotes se caen; si quedan algunos, la planta no tendrá la fuerza suficiente para soportar la floración.
Riego:
Durante el período de crecimiento, es necesario regar a diario. El albaricoque prefiere la humedad alta, así que rocíelo dos o tres veces al día (y con más frecuencia si hace calor). La tierra debe mantenerse húmeda incluso en invierno, ya que en esta época se forman los capullos.
Fertilizante superficial:
Cada dos semanas, pero sólo durante el período de crecimiento.
Formación:
Guarnición Solo después de la floración. Para darle forma, pode los brotes jóvenes a la mitad o más en otoño, pero sin tocar los brotes florales.
Comprar una planta:
Las plántulas de albaricoque se pueden comprar en viveros y responden bien al injerto.

Plagas y enfermedades:
Bajo ataque pulgonesCochinillas y orugas. Enfermedades: diversas enfermedades fúngicas. Los albaricoques necesitan sol.